Como persona privilegiada, muchas veces intento hacer un ejercicio de retro inspección conmigo misma y ver qué cosas debería cambiar para ayudar a crear una sociedad mejor. Leo, investigo, me informo, veo documentales, e intento estar pendiente de las injusticias que suceden día a día. Libros como España, ¿racista? son el claro ejemplo de ensayos que debería leerse todo el mundo una vez en su vida y hacer ese ejercicio de retro inspección para ver si realmente la situación en España es tan buena como pensamos o si está todavía más podrida. 

En este manifiesto, Safia El Aaddam —activista, divulgadora y creadora de la comunidad Hija de Inmigrantes— da voz a lo que las instituciones silencian. Esta es la historia de un país con un pasado racista. Un pasado que puede parecer remoto, pero que se filtra por las grietas de la sociedad actual en forma de exclusión, prejuicios y desprecio. Esta es la historia de cómo se configuran y perpetúan el racismo y el odio, escondiéndose en el día a día tanto en los comportamientos individuales como en las instituciones.

¿Sabemos realmente cuando se originó el racismo en España? Muchas personas creerán que es algo de los últimos siglos, cuando comenzaron las colonizaciones en América o África, pero realmente esto viene desde muchísimo más atrás, como la mal llamada Reconquista. ¿Había algo realmente que reconquistar o recuperar? ¿O fue realmente la imposición de una nueva religión sobre otra que ya llevaba más de 7 siglos arraigada? España, ¿racista? nos habla sobre hechos históricos como los que acabo de mencionar, o sobre el gen-ocidio que está sufriendo ahora Palestina. Safia habla con datos, con la verdad, con la historia, habla con la sinceridad de una persona que ha vivido el racismo en sus propias carnes y con el que sigue luchando a día de hoy. Y a mí leer este manifiesto me ha dejado destrozada, rabiosa y con ganas de hacer que se lo lea todo el mundo. 

Creo que leer este libro ha sido un punto de inflexión en mi vida y me gustaría que todo el mundo le diese una oportunidad, para aprender, para interiorizar y para querer luchar contra el racismo. Sobre todo el institucional, el más silencioso, del que no nos damos cuenta y el que más en peligro pone la vida de los niños. 

Sin duda ha sido un choque de realidad, y a pesar de lo corto que es ensayo he aprendido una barbaridad en apenas 200 páginas. Así que os animo encarecidamente a que leáis a Safia, la seguiáis en redes sociales y aprendáis mucho con su historia.