La historia navega entre el pasado y el presente, revelando los momentos que definieron su relación y las tensiones no resueltas que ambos evitan. A lo largo de las páginas, se exploran temas como el concepto del alma gemela, la amistad, y las decisiones que tomamos para encontrar la felicidad. Poppy y Alex tienen una química indiscutible, y aunque sus diálogos y vivencias están llenos de humor y chispa, la novela también profundiza en los desafíos emocionales y las inseguridades que enfrentan.

Lo que hace especial esta obra es la habilidad de Henry para combinar el humor ligero con momentos de vulnerabilidad profunda. Aunque algunos aspectos de la trama pueden sentirse apresurados o predecibles, la relación entre los protagonistas es compleja y auténtica, lo que ha conseguido que me enganchase a este libro rápidamente. La autora equilibra el romance con la realidad, creando personajes llenos de vida que invitan a reflexionar sobre las conexiones humanas y el verdadero significado de estar junto a la persona adecuada.

Por otro lado, he de admitir que en algunos momentos me sentía perdida en la lectura, los saltos temporales hicieron que me sintiera perdida en algunos momentos, pero llegó un punto en el que "comprendí" la historia y me dejé llevar por ella. Y ahora que se ha anunciado la película tengo muchas ganas de ir a verla al cine tan pronto se estrene. 

En resumen, Gente que conocemos en vacaciones es una lectura ligera perfecta para el verano, una mítica rom-com que te acaba sorprendiendo por la realidad y cercanía que representa. Es cierto que me llevó más tiempo de lo que hubiese querido en leerla, pero aun así disfruté un montón.