Pizzería Vesubio, Walter Riso.
Autor: Walter Riso.
Encuadernación: tapa dura
Editorial: Espasa
Páginas: 327
Fecha: 2018
Receta para una novela inolvidable
Tómese una masa familiar, trabajada a mano y añádanse los siguientes ingredientes en abundancia, sin escatimar: amor, humor, secretos, traiciones, disparates, pequeños dramas y grandes alegrías… Debe cocerse a fuego vivo, riendo, cantando y dando voces. Imprescindible el acento napolitano.
Querido comensal… es decir, querido lector: aquí te sirvo los avatares de una humilde familia napolitana trasplantada a América a comienzos de los años cincuenta.
Un plato…, o sea, una historia sencilla pero irresistible contada en primera persona por Andrea, el hijo de la familia, quien tendrá la difícil tarea de conciliar los mundos en los que le tocará vivir: Buenos Aires, Nápoles, Barcelona…
Tras infinitas peripecias, idilios, aciertos y errores, Andrea descubrirá que su auténtica patria sigue estando en la modesta Pizzería Vesubio en el corazón del barrio de su infancia.
Pizzería Vesubio es un libro que en un principio me atraía bastante, y eso se ve a lo largo del libro, ya que a medida que vas leyendo te vas sumergiendo cada vez más en la gastronomía italiana, pero desgraciadamente no me ha entrado más hambre de este libro de la que me ha provocado al leer las numerosas recetas. He aprendido mucho de cocina, cierto, pero en la historia en sí no me ha llenado.
La historia de Andrea, un chico (sí, un chico), es bastante peculiar. Comenzando porque son una familia de inmigrantes napolitanos en Argentina, esto marcará prácticamente toda su vida. La situación familiar no es que sea la mejor, y buscará en todo momento ayuda en su tío. Leyendo otras reseñas no entiendo porque algunos críticos la tildan como una bonita historia familiar cuando no me lo ha parecido para nada, el abuso por parte del padre tanto para el niño como para su madre, la muerte de esta misma ya al comienzo del libro, y su relación tóxica con una chica convierten que este libro en vez de ser una historia dulce, sea salada.
Es una lectura ágil, pero difícil de digerir. Aunque es cierto que es una novela evolutiva por parte del personaje de Andrea, quien quiere ser algo más en la vida, y eso lo podemos ver a lo largo del libro. No podría decir que es un libro malo, para nada, es un libro bastante bueno que para mi gusto particular no me ha dejado con un buen sabor de boca. Sobre todo porque al principio no entendía la estructura del libro con esos capítulos cronológicamente salteados.
Puntuación: 2.
Le doy dos estrellas porque al final es una historia que de alguna forma te marca, y como a mí me ha marcado todo el conjunto gastronómico de la novela pues algún buen punto merecedor se tiene que llevar. De todas formas considero que es una novela que la mayoría de las personas disfrutarán.
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