Crónica de la visita a la Biblioteca Nacional de España.
El pasado domingo 29, tuve la oportunidad de visitar la Biblioteca Nacional de España, y no sólo las zonas accesibles, sino que también las que no lo son. Fue una jornada de puertas abiertas en la que fui una de las 1500 personas afortunadas. Sin duda es una parada obligatoria para todos aquellos que os guste visitar bibliotecas. La BNE se fundó en 1711 a mano de Felipe V y su esposa Isabel de Farnesio, sobre todo, gracias a ella, que era una amante de la lectura. El edificio se compone de un total de 12 plantas, de las cuales 5 están destinadas a las publicaciones periódicas.
En la primer parada nos llevaron al salón de lectura, el cual tiene hasta 320 plazas. Es un salón amplio, lleno de escudos y nombres de los grandes escritores de la literatura clásica española. Nos contaron que durante la Guerra Civil cayó una bomba en el salón, de hecho, si os fijáis en la puerta de entrada, en el techo dejaron a la vista un trozo de lo mucho que se llegó a ensuciar. Las mesas y las sillas son las originales, aunque hay sufrido una serie de modificaciones para adaptarse a las nuevas tecnologías. Para que los estudiantes no anden por la zona de archivos, las mesas tienen incorporada una luz que los avisa de que ya pueden ir a recoger su libro a la mesa del bibliotecario.
Luego estuvimos recorriendo la zona donde se archivan todos libros. Hay un total de 117 km de estanterías, y todas son de acero, para que sea más fácil transportarlas. Después de haber recorrido unos 100 metros de esos 117km llegamos hasta los ficheros, donde están las fichas de todos las obras registradas alfabéticamente por el apellido del/a autor/a, y no solo las obras literarias, sino las artísticas, filmográficas y periódicas.
En la tercera parada nos enseñaron un pequeño taller de restauración de libros antiguos a través de un método japonés, el cual ayudaba a recuperar las zonas dañadas de libros con algas u otros productos naturales. Los motivos más comunes por los que se daña un libro son porque suelen estar expuestos al sol, en zonas donde la humedad y la limpieza no es la correcta, por el tipo de composición con el que se ha creado el papel, por microorganismos que se comen el papel o por ratones. Os muestro ejemplos de los tres últimas en la foto respectivamente.
En las siguientes paradas nos llevaron a habitaciones donde podíamos ver de manera digitalizada algunos manuscritos, y a su vez la presentación de otros. El más curioso sin duda fue el libro de Registro General de Entrada de los libros, en el cual se apuntaban todos los libros publicados hasta 1936. Pero se tuvo que parar este registro por el inicio de la Guerra Civil y porque posteriormente en 1958 se creó el decreto de la Protección de la Propiedad Intelectual.
Finalmente en la última estancia nos mostraron la llamada Sala de los Fundadores, donde había cuadros de ellos y sus hijos, y estaba llena de estanterías originales que pertenecían al Palacio de Godoy.
Algunas curiosidades:
- Anualmente la BNE recibe entre 200.000-300.000 copias de todos los libros publicados en España.
- El edificio está conectado a través de túneles con Cibeles.
- Antiguamente en los archivos había gatos para que se comieran a los ratones.
- Los libros creados a partir de mediados del siglo XIX hasta ahora están predestinados a desaparecer por los compuestos químicos con los que se crea el papel.
- Hasta poco después de la Guerra Civil existía una Sección Prohibida de libros.
- Una de las razones por las que no se puede comer en bibliotecas, a parte de porque haces ruido, es que si sobran migas o restos de la comida que llevas, los microorganismos o bichitos se la comerán, y como no les parece suficiente comenzarán a comerse los libros (veáse la foto de arriba).
¡Y hasta aquí la crónica! Espero que os haya gustado saber un poco más de la BNE gracias a la información que he podido recopilar durante mi visita. Sino para más información tenéis la página web: www.bne.es
1 comentarios
Muy buena y entretenida crónica!! Pude sentir que te acompañaba. Un beso hija😘
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